Hábitos alimentarios saludables y prevención de la obesidad
Actualmente
se considera a la obesidad como un “problema de salud”, es decir,
como una enfermedad crónica, como la Epidemia del siglo XXI, ya que
no supone tan solo un problema estético, sino que conlleva muchas
repercusiones para la salud.
El
sobrepeso y la obesidad no son lo mismo. El sobrepeso es un aumento
del peso corporal por encima del que sería deseable en relación a
la talla, mientras que la obesidad es un exceso de peso debido a un
excesivo acúmulo de grasa en el organismo.
La
obesidad se clasifica según el Índice de Masa Corporal (IMC), que
relaciona el peso con la altura, tal y como expresa la fórmula:
IMC
= peso (Kg) / altura al
cuadrado (m)
Este
es un criterio aceptado internacionalmente y adoptado por la OMS y
por la SEEDO (Sociedad española para el estudio de la obesidad) que
permite determinar el sobrepeso y la obesidad de un modo simple y
preciso.
Clasificación
de la obesidad (adultos 25-60 años) basada en el IMC, según la
SEEDO:
- Peso insuficiente: <18,5
- Normopeso: 18,5 – 24,9
- Sobrepeso grado I: 25 – 26,9
- Sobrepeso grado II (pre-obesidad): 27 – 29,9
- Obesidad de tipo I: 30 – 34,9
- Obesidad de tipo II: 35 – 39,9
- Obesidad de tipo III (mórbida): 40 – 49,9
- Obesidad de tipo IV (extrema)): >50
En
el origen de la obesidad destacan factores socioculturales como la
tendencia a la sobrealimentación debida a la creencia de que la
obesidad es sinónimo de salud. Factores genéticos, factores
psicológicos, como la ansiedad o la depresión. La disminución de
la actividad física cotidiana producto de los avances tecnológicos
(ascensores, automóviles, …)
Determinadas
circunstancias pueden desencadenar la obesidad: los hábitos
alimentarios inadecuados, el embarazo, la lactancia , las
intervenciones quirúrgicas, el abandono del tabaquismo, etc.
La
obesidad acorta la expectativa de vida y aumenta y agrava
enfermedades cardiovasculares como la hipertensión. Se asocia a
diabetes, artrosis, trastornos respiratorios, así como otras
alteraciones metabólicas (colesterol, gota, …). Asimismo supone un
mayor riesgo para algunos tipos de cáncer (intestinal, biliar, …)
Un
cambio en el estilo de vida, reduciendo tan solo un 10% del peso
inicial prolonga las expectativas de vida y reduce la mortalidad en
general.
Desde
la infancia, puede prevenirse la obesidad mediante una dieta sana y
equilibrada y una actividad física adecuada a la edad y a las
características de cada persona. La Sociedad Española de Nutrición
Comunitaria (SENC) ha elaborado la nueva Guía de la Alimentación
Saludable, donde se exponen una serie de recomendaciones y consejos
básicos para llevar a cabo una alimentación sana y equilibrada,
como base de la promoción de la salud y prevención de la
enfermedad:
Es
recomendable:
- El consumo de tres o mas frutas al día. Al menos una de ellas debe ser rica en Vitamina C.
- El consumo de dos o mas raciones de verduras y hortalizas al día, una cruda y otra cocida.
- Tomar de dos a 4 raciones de lacteos al día. Entre los adultos, mejor productos desnatados.
- Consumir de 3 a 4 raciones semanales de carnes, especialmente magras (pollo, pavo, conejo, …)
- Consumir de 3 a 4 raciones de pescado a la semana. Incluir pescados azules, muy ricos en ácidos grasos poliinsaturados omega-3 que reducen los niveles de colesterol y triglicéridos.
- El consumo de 3 o 4 huevos por semana, si no hay contraindicación.
- Consumir de 2 a 4 raciones a la semana de legumbres por ser una fuente importante de proteinas, hidratos de carbono, fibra, minerales y vitaminas.
- Tomar de 4 a 6 raciones al día de cereales (pan, pasta, arroz, …). Mejor integrales por el aporte en fibra, vitaminas y minerales.
- Los frutos secos pueden ser una buena alternativa de proteinas y grasas vegetales, que ayudan a controlar los niveles de triglicéridos y colesterol.
- Es muy recomendable el consumo de aceite de oliva, tanto para cocinar como para el aliño.
- Reducir el consumo de sal.
- Moderar el consumo de azúcar, dulces y bebidas azucaradas.
- Beber abundante agua, de 4 a 8 vasos al día.
- Practicar actividad física diariamente (andar 30 minutos).
El
tratamiento de la obesidad ha de basarse en la dieta, modificando los
hábitos alimentarios inadecuados e incrementar la actividad física.
Siempre debe solicitar consejo a su médico, que le recomendará lo
mas adecuado en cada caso.
Se
recomendan reducciones progresivas del peso, ya que las grandes
oscilaciones en poco tiempo son perjudiciales para el organismo y de
menor efectividad.
Si
quiere adelgazar deberá modificar sus hábitos de vida: alimentación
e incremento de la actividad física.
A
continuación le recordamos algunos consejos que le ayudarán:
- Coma despacio y mastique bien los alimentos.
- Beba mucha agua, de 1,5 a 2 litros al día.
- Coma con poca sal.
- Realice 5 comidas al día.
- Evite picar entre horas.
- Reduzca el consumo de alimentos ricos en grasas y azúcar.
- Coma frutas y verduras diariamente.
- Coma mas pescado y aves y disminuya el consumo de carnes rojas.
- Evite los fritos, prepare los alimentos a la plancha, al vapor, hervidos, …
El
aumento de la actividad física complementa la dieta y debe adaptarse
a cada persona. Se recomiendan actividades mantenidas y moderadas. En
ocasiones no es necesario acudir al gimnasio y es suficiente con
caminar 30 o 45 minutos cada día y aprovechar las actividades
diarias para ello (subir escaleras, evitar el coche cuando pueda,
realizar ejercicio físico en juegos con la familia, ...)
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